Emoción, toma de decisiones y segundas lenguas
La emoción tiene un papel crucial en la toma de decisiones. Si al utilizar una segunda lengua se producen cambios en la carga emocional, podemos suponer que también cambiarán las opciones que tomaríamos ante una decisión. A continuación, revisaremos los conceptos clave para los estudios de toma de decisiones en hablantes bilingües, analizaremos algunas investigaciones recientes que han hecho descubrimientos sorprendentes y resumiremos las explicaciones que han dado los expertos al fenómeno de la toma de decisiones en segundas lenguas.
La emoción como pieza clave en la toma de decisiones en segundas lenguas
En la toma de decisiones de nuestra vida diaria influyen tanto la razón como la emoción. Los factores individuales y situacionales hacen, en ocasiones, que prevalezca una determinada opción y que acabemos tomando decisiones más o menos afortunadas. Según Damasio (1994) poseemos unos marcadores somáticos que son mecanismos “emocionales” que nos advierten de si una determinada decisión es más o menos beneficiosa para nosotros. Estos marcadores sitúan a la emoción como guía de nuestras decisiones, porque pueden presentarse a modo de intuiciones y nos ayudan a tomar la opción que internamente sentimos más.
La toma de decisiones en segundas lenguas es cada vez más relevante porque vivimos en un mundo globalizado en el que a menudo las decisiones laborales, económicas o políticas se dirimen en lenguas segundas o extranjeras.
Algunas ideas clave en la toma de decisiones
Podríamos pensar que los hablantes tomaríamos las mismas decisiones con independencia de las lenguas que utilizáramos. Sin embargo, no siempre es así y las investigaciones actuales ponen de manifiesto que la toma de decisiones está sujeta a la influencia del idioma en el que se produce. Se ha definido el efecto de la lengua extranjera (FLE) como el conjunto de cambios observables en el comportamiento y procesamiento lingüístico de un hablante bilingüe cuando se comunica en una segunda lengua (L2), en comparación con su lengua materna (L1). Este efecto se extiende dentro de la toma de decisiones a diversos ámbitos como situaciones de riesgo, juicio moral, pérdida, razonamiento, etc.
En el proceso de toma de decisiones operan dos sistemas (Kahneman, 2011). El Sistema 1 está caracterizado por procesos afectivos y atajos heurísticos y trabaja de manera rápida e intuitiva. En contraposición, el Sistema 2, llamado deliberativo, es más analítico y sistemático, se rige por la lógica y requiere más tiempo de reflexión. Según este autor, las dificultades de procesamiento de un idioma extranjero podrían propiciar la activación del Sistema 2, disminuyendo a su vez la influencia del Sistema 1. Este hallazgo, respaldado por estudios posteriores, como veremos, ratifica la hipótesis de que el FLE está estrechamente vinculado al funcionamiento del Sistema 2. Así, el Sistema 1 favorecería las decisiones deontológicas (aquellas en las que aceptamos lo que suceda sin intervenir), mientras que en Sistema 2 propiciaría las decisiones utilitaristas (basadas en el mal menor).
La intensidad emocional de un problema también puede determinar el tipo de respuestas. Cuando un problema suscita una fuerte reacción emocional en el individuo, suelen prevalecer las respuestas deontológicas y heurísticas, porque la influencia de los procesos intuitivos se magnifica, mientras que, cuando nos encontramos con dilemas que no nos implican emocionalmente, solemos escoger respuestas más utilitaristas, porque la reducción de la emotividad facilita la gestión de los atajos heurísticos. A veces, se ha sugerido que el FLE sería beneficioso, o al menos neutral, en la mayoría de las situaciones de toma de decisiones, al minimizar la influencia de los sesgos de pensamiento heurístico.
Hablar una lengua no nativa favorece que los hablantes pongamos en marcha el sistema más analítico, lógico y lento en la toma de decisiones.
De medicinas, apuestas, tranvías y crímenes
Los estudios que ha querido profundizar en el efecto de lengua extranjera son muy creativos y ha propuesto una serie de dilemas o de problemas de elecciones alternativas que trabajan con situaciones hipotéticas de la vida diaria que nos permiten explorar sus diferentes dimensiones.
Keysar et al. (2012) enfrentó a sus participantes a la propagación de una enfermedad en la que morirían muchas personas: si favorecían el desarrollo de una medicina A se salvarían 200.000 personas, en cambio, si escogían la medicina B, había un 33,3% de posibilidades de que se salvasen 600.000 personas y un 66,6% de que no sobreviviese nadie. Los resultados revelaron que alrededor del 75% de los encuestados optaron por la medicina A, la menos arriesgada de las dos. Tversky y Kahneman (1981) abordaron el mismo problema y encontraron que la opción segura (A) no parecía tan atractiva cuando el foco se situaba en las vidas que se perderían con seguridad (marco de pérdidas) en lugar de en las vidas que se salvarían (marco de ganancias). En este caso, la cantidad de personas que se decantaron por la opción más arriesgada (medicina B) fue mucho mayor que en el primer experimento. Estos trabajos corroboraron que, si una opción segura se presenta en términos de ganancia, es probable que sea elegida en aras de evitar riesgos, tendencia conocida como “aversión a la pérdida”. Por el contrario, si la misma opción se presenta en términos de pérdida, tendemos a asumir mayores riesgos
Dicho de otra forma, el miedo a la pérdida supera el atractivo de obtener una ganancia mayor como reacción emocional ante la posibilidad de perder.
El uso de un idioma extranjero reduce la influencia de la “aversión a la pérdida”. Para indagar en esta cuestión, Keysar et al. (2012) presentó a los participantes de su estudio una serie de apuestas en su lengua materna y su L2, con análoga probabilidad de éxito, con el objeto de evaluar si la predisposición a aceptarlas variaba según el idioma. Los participantes realizaron más apuestas en L2 que en L1, lo que evidencia que sentían menos “aversión a la pérdida” en una lengua extranjera que en su lengua materna. ¿Significa es que una mayor racionalidad, atribuida a la disminución de la emotividad en el uso de la L2 (segunda lengua), podría implicar beneficios significativos a nivel económico, político y social?
Por otro lado, Costa et al. (2019) demostró que el impacto del FLE es extensible a otras situaciones. Así, uno de sus experimentos abordó la “aversión al riesgo”, fenómeno que justifica la tendencia generalizada de los seres humanos a optar por alternativas seguras en vez de escoger opciones más arriesgadas, pese a que estas últimas puedan ofrecer mayor rentabilidad. Sus participantes consideraron dos loterías: en la primera lotería, tenían un 50% de probabilidades de ganar 2 euros y un 50% de posibilidades de ganar 1,60 euros. En cambio, en la segunda lotería las cifras variaban a 3,85 euros y 0,10 euros. Los resultados de la elección reflejaron que los participantes tienden a sentir menos aversión al riesgo cuando este tipo de sorteos se presentan en un idioma extranjero.
Imagen tomada de: Corey, J. D., y Costa, A. (2015). El efecto de usar una lengua extranjera sobre las decisiones morales. Ciencia Cognitiva, 9:3, 53-56.
Otro de los dilemas habituales en las investigaciones es el caso del tranvía. Los participantes tienen que valorar el sacrificar a un hombre para salvar a cinco que van a ser arrollados por un tranvía. En una de sus versiones, los participantes pueden escoger entre empujar a un hombre por un puente, para que caiga sobre el tranvía y lo detenga, o permitir la muerte de los cinco individuos. Costa et al. (2014) presentaron el problema del tranvía y el puente a participantes de cuatro países distintos en varias lenguas nativas y extranjeras. Encontraron que los que usaron una lengua extranjera para tomar la decisión dieron significativamente más respuestas utilitaristas que los que usaron su lengua nativa (con la única excepción de los asiáticos del Este).
¿Por qué sucede todo esto?
Los investigadores han propuesto diferentes hipótesis sobre por qué la segunda lengua favorece las decisiones utilitaristas. Por un lado, en una segunda aprendida más tarde el procesamiento suele más consciente, controlado y requiere más tiempo, de ahí que los procesos automáticos, como las reacciones emocionales, podrían estar menos activos. La segunda explicación se basa en las propuestas que defienden que en segunda lengua hay una mayor distancia emocional y psicológica con aquello que se comunica y, por tanto, las decisiones podrían estar más sesgadas. Finalmente, otros autores proponen que en la lengua adicional hay una menor accesibilidad a las normas sociales -y morales- de la comunidad, dado que las lenguas extranjeras se aprenden en contextos menos naturales o experienciales. No cabe duda, además, de que estos tres factores están interrelacionados, aunque cada uno de ellos refuerce teorías de procesamiento del lenguaje, emocionales o sociales. Responder a esta última pregunta es, sin duda, un campo abierto donde todavía quedan muchas incógnitas por resolver.
Referencias
Costa, A., Duñabeitia, J. A., & Keysar, B. (2019). Language context and decision-making: Challenges and advances. Quarterly Journal of Experimental Psychology, 72(1), 1–2.
Costa, A., Foucart, A., Hayakawa, S., Aparici, M., Apesteguia, J., et al. (2014). Your morals depend on language. PLoS ONE, 9(4).
Damasio, A. R. (1994). Descartes’ error: Emotion, rationality and the human brain. New York, NY: Putnam (Grosset Books).
Dewaele, J.-M., Mavrou, I., Kyriakou, A., & Lorette, P. (2023). The role of language and emotional intelligence in judgments of real-life social and moral transgressions among Greek, Hungarian, and British users of English. Journal of Behavioral Decision Making.
Flexas, A., López-Penadés, R., Aguilar-Mediavilla, E., & Adrover-Roig, D. (2023). Meanness trumps language: Lack of foreign language effect in early bilinguals’ moral choices. PLoS ONE, 18(11).
Kahneman, D. (2011). Thinking, fast and slow. New York, NY: Macmillan.
Keysar, B., Hayakawa, S. L., & An, S. G. (2012). The foreign-language effect: Thinking in a foreign tongue reduces decision biases. Psychological Science, 23(6), 661–668.
Rühle, M.-C., & Lev-Ari, S. (2024). Do native and non-native speakers make different judicial decisions? Bilingualism: Language and Cognition, 1–8.
Teitelbaum Dorfman, F., Kogan, B., Barttfeld, P., & García, A. M. (2024). Bilinguals on the footbridge: The role of foreign-language proficiency in moral decision making. Bilingualism: Language and Cognition, 1–16.
Tversky, A., & Kahneman, D. (1981). The framing of decisions and the psychology of choice. Science, 211(453), 453–458.