«En un aula de danza practicas reiteradamente la coreografía de un baile cuya música aún no conoces. Cuando finalmente la escuchas, se solapa con el movimiento de tu cuerpo en una amalgama experiencial similar a la de tu baile libre y natural. Es entonces cuando sientes que bailas, matizando con tu identidad los pasos aprendidos. Aprender una lengua sin atender a la emoción que vibra en cada palabra, en cada expresión, en cada mensaje, es similar a aprender una coreografía sin música. Porque sin emoción no hay lengua, de la misma forma que no hay baile sin música.»
Mis líneas de investigación
Adquisición de segundas lenguas Lenguaje, congnición y emoción Mente inconsciente Neurociencias

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Me emociona

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